Historia Universal /

Colaborador(es): Riaño, T [Traductor]Tipo de material: TextoTextoIdioma: Español Bogotá (Colombia) : Ediciones Daimon: Círculo de lectores, 1967Descripción: 3 Tomos : Ilustraciones, mapas ; 21.5x14 cmsTipo de contenido: texto Tipo de medio: sin mediación Tipo de portador: volumenTema(s): Civilización -- Historia | Intermedio republicano-imperial -- Problemas económicos | Roma -- Guerras púnicas | Roma -- Fuerzas vivas -- Problemas económicos | Grecia -- Guerra -- Troya | Grecia -- Edad de oro de las ciencias -- Ocaso políticoClasificación CDD: 909
Contenidos:
Tomo 1: El alba de la civilización Los primeros seres humanos - Las primeras sociedades - Egipto, tierra del Nilo - Una historia inmensa - La riquísima arqueología egipcia - La vida íntima de los egipcios - Mesopotamia, país entre ríos - La civilización mesopotámica - Los pueblos del Asia occidental - El Irán, hogar indoeuropeo Tomo 2: Grecia L cultura egea - Los griegos en la época legendaria - Las transformaciones económicas y sociales de Grecia - La filosofía y la poesía lírica en Grecia - Oriente y occidente miden sus fuerzas - Las guerras fratricidas - La primera edad de oro de las ciencias - La antigua comedia ática - Ocaso político de Grecia - Hegemonía de Macedonia - época helenística - Los etruscos - Tomo 3: Roma La Roma legendaria - Roma, gran potencia. Las guerras púnicas - Expansión romana en los extremos del Mediterráneo - La lucha por la República. De Catón a César - Los triunviratos - Julio César - intermedio republicano-imperial - La dinastía Julia - el impero militar: de Vespasiano a Diocleciano - El bajo imperio y la monarquía absoluta
Resumen: Tomo 1: El alba de la civilización La vida surge sólo de la vida y todas las especies vivas son una prolongación de sí mismas y se reproducen de generación en generación. Este hecho, demostrado a perpetualidad, ofrece sin embargo la variante de una transformación paulatina de los seres, evolutivos podría decirse, a tenor de sus actividades desarrolladas en un medio ambiente determinado. No es menos cierto, por otra parte, que en cada generación sobreviven y se reproducen los individuos más adaptados, mejor que los débiles o enfermizos, produciéndose una «selección natural» de los mismos. Por lo que se refiere al ser humano, un factor especial, la inteligencia o si se quiere, la complicación creciente del sistema nervioso contribuye a seleccionar y a mejorar sus condiciones de vida en el planeta. Persiste en enigma de cómo se inició la vida en nuestro mundo, aunque puede deducirse que algunos elementos y cuerpos simples, en especial los compuestos del carbono, existentes en la superficie terrestre, se combinaron para formar compuestos más complejos, utilizando parte de la energía solar; pudieron formarse células que se multiplicaron hasta el infinito, integrando así un mundo biológico infinitamente pequeño de plantas y animales unicelulares, cuya forma no debió de ser muy distinta a la que hoy podemos observar en nuestros microscopios. Crecieron luego, formando cantidades inmensas de material plurimolecular de su propia especie; algunas células siguieron nutriéndose de energía solar vegetales, y otras se alimentaban de lo que hallaban a su alrededor animales; integraron luego colonias y de ellas partieron evolucionando sucesivamente todas las formas de vida superior. La vida surgió de la tierra hace unos tres mil millones de años, o más. Los restos de algunos seres, las partes minerales, fosilizadas, de sus cuerpos, se han conservado a través de millones de años y nos han legado testimonios de la antigua vida en la superficie terrestre. La ciencia de la Paleontología hacen la superficie terrestre. La ciencia de la Paleontología ha estudiado y logrado desvelar en parte el ramificado plan en que evolucionó la vida, mostrando un cuadro esquemático del perfeccionamiento gradual que experimentó en cada época. En algunos grupos de animales relativamente reciente, por ejemplo en el caballo, los fósiles hallados permiten poner de manifiesto toda su evolución. En los estratos o capas geológicas más antiguas, este estudio no es tan perfecto, aunque sí lo suficiente para mostrarnos todo el proceso, con los reptiles descendiendo de los anfibios, y aquellos, a su vez, ramificándose en varias especies, nuevos reptiles, aves, etc. Tomo 2: Grecia Las antiguas ciudades griegas se componían generalmente de un palacio fortificado y de acceso difícil, la acrópolis, y de una ciudad interior situada al pie de las murallas. En la acrópolis residían el rey y su corte, sus funcionarios y servidores; en caso de peligro, todos los habitantes de la ciudad se refugiaban detrás de los muros. En la acrópolis de Micenas había grandes depósitos donde en caso de guerra podían almacenarse provisiones; el abastecimiento de agua estaba también asegurado por una conducción secreta excavada en la roca calcárea. Fuera de los muros se elevaban enormes «tumbas de cúpula» semejantes a colmenas; en los tiempos esplendorosos de Micenas, sus reyes dormían allí su último sueño. Estas construcciones, que ya impresionaban a los pueblos de la Antigüedad, si causaron admiración despertaron también codicia. Cuando Schliemann llegó a Micenas las grandes tumbas de cúpula ya habían sido saqueadas y no quedaban más que algunos restos de loza y otros objetos sin valor. Sin embargo, el hecho de que la tradición llame a estas tumbas «cámaras del tesoro» no está injustificado. La existencia de estos tesoros está probada por algunos descubrimientos esporádicos, como, por ejemplo, el de los célebres cubiletes de oro en una tumba de cúpula cerca de Vafio, en las cercanías de Esparta, y sobre todo en los descubrimientos hechos por arqueólogos suecos cerca de Dentra, la antigua Midé, no lejos de Micenas. Schliemann ofreció sus hallazgos de Micenas al Museo Nacional de Atenas, población donde residía con su mujer y sus dos hijos, Andrómaca y Agamenón, en la más bella quinta de la ciudad con vista a la Acrópolis. Allí trató de hacer revivir el tiempo de los héroes homéricos. Los esposos ofrecían hospitalidad a cuantos participaban de su afición hacia la Antigüedad griega y el dueño de la casa acogía a sus invitados hablándoles en la lengua de Homero. Shliemann podía enorgullecerse de sus laureles; había abierto, por dos veces, nuevas perspectivas al Arte y a la Historia. Sin embargo, en «Tirinto, la de los innumerables muros», como dice Homero fue menos afortunado. Creía que los fuertes muros micénicos databan de época romana y sólo en el último instante logró convencerle Dörpfeld para que no los destruyera. El célebre arqueólogo no pudo, sin embargo, impedir la destrucción de unos frescos únicos que datan del período más floreciente de la vida de la ciudad. Schliemann estaba, en efecto, obsesionado en que los frescos no podrían ser de época anterior a la bizantina. con abnegación y paciencia increíbles, los arqueólogos alemanes repararon después el error de su compatriota reconstruyendo los frescos trozo a trozo. Tomo 3: Roma Los galos se habían establecido en la Francia actual, que los romanos llamaron por tal razón Galia Transalpina (Gala situada al otro lado de los Alpes, desde roma), Otros celtas, tras franquear el canal de la Mancha, se instalaron en las Islas Británicas. También penetraron en las ricas llanuras del Po, en la Galia Cisalpina (Gala de la parte de acá de los Alpes, vista desde Roma), atraídos, dice Tito Livio, «por los hermosos frutos de Italia y sobre todo por el vino, que tanto les gustaba». Sin duda, fue la necesidad de nuevos pastos lo que impulsó hacia el sur a estas tribus todavía nómadas. Una numerosa oleada celta atravesó primero la Galia Cisalpina, después los Apeninos, continuando luego en dirección sur. Y este pueblo errante se encontraba ya cerca de Roma, con los romanos sin preparación para enfrentarse con ellos. El ejército que salió de la urbe para oponerse al enemigo se aterrorizó al ver a los vigorosos guerreros galos, de elevada talla y espantoso aspecto.
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Tomo 1: El alba de la civilización

Los primeros seres humanos - Las primeras sociedades - Egipto, tierra del Nilo - Una historia inmensa - La riquísima arqueología egipcia - La vida íntima de los egipcios - Mesopotamia, país entre ríos - La civilización mesopotámica - Los pueblos del Asia occidental - El Irán, hogar indoeuropeo

Tomo 2: Grecia
L cultura egea - Los griegos en la época legendaria - Las transformaciones económicas y sociales de Grecia - La filosofía y la poesía lírica en Grecia - Oriente y occidente miden sus fuerzas - Las guerras fratricidas - La primera edad de oro de las ciencias - La antigua comedia ática - Ocaso político de Grecia - Hegemonía de Macedonia - época helenística - Los etruscos -

Tomo 3: Roma
La Roma legendaria - Roma, gran potencia. Las guerras púnicas - Expansión romana en los extremos del Mediterráneo - La lucha por la República. De Catón a César - Los triunviratos - Julio César - intermedio republicano-imperial - La dinastía Julia - el impero militar: de Vespasiano a Diocleciano - El bajo imperio y la monarquía absoluta

Tomo 1: El alba de la civilización
La vida surge sólo de la vida y todas las especies vivas son una prolongación de sí mismas y se reproducen de generación en generación. Este hecho, demostrado a perpetualidad, ofrece sin embargo la variante de una transformación paulatina de los seres, evolutivos podría decirse, a tenor de sus actividades desarrolladas en un medio ambiente determinado. No es menos cierto, por otra parte, que en cada generación sobreviven y se reproducen los individuos más adaptados, mejor que los débiles o enfermizos, produciéndose una «selección natural» de los mismos.
Por lo que se refiere al ser humano, un factor especial, la inteligencia o si se quiere, la complicación creciente del sistema nervioso contribuye a seleccionar y a mejorar sus condiciones de vida en el planeta.
Persiste en enigma de cómo se inició la vida en nuestro mundo, aunque puede deducirse que algunos elementos y cuerpos simples, en especial los compuestos del carbono, existentes en la superficie terrestre, se combinaron para formar compuestos más complejos, utilizando parte de la energía solar; pudieron formarse células que se multiplicaron hasta el infinito, integrando así un mundo biológico infinitamente pequeño de plantas y animales unicelulares, cuya forma no debió de ser muy distinta a la que hoy podemos observar en nuestros microscopios.
Crecieron luego, formando cantidades inmensas de material plurimolecular de su propia especie; algunas células siguieron nutriéndose de energía solar vegetales, y otras se alimentaban de lo que hallaban a su alrededor animales; integraron luego colonias y de ellas partieron evolucionando sucesivamente todas las formas de vida superior.
La vida surgió de la tierra hace unos tres mil millones de años, o más. Los restos de algunos seres, las partes minerales, fosilizadas, de sus cuerpos, se han conservado a través de millones de años y nos han legado testimonios de la antigua vida en la superficie terrestre. La ciencia de la Paleontología hacen la superficie terrestre. La ciencia de la Paleontología ha estudiado y logrado desvelar en parte el ramificado plan en que evolucionó la vida, mostrando un cuadro esquemático del perfeccionamiento gradual que experimentó en cada época. En algunos grupos de animales relativamente reciente, por ejemplo en el caballo, los fósiles hallados permiten poner de manifiesto toda su evolución. En los estratos o capas geológicas más antiguas, este estudio no es tan perfecto, aunque sí lo suficiente para mostrarnos todo el proceso, con los reptiles descendiendo de los anfibios, y aquellos, a su vez, ramificándose en varias especies, nuevos reptiles, aves, etc.

Tomo 2: Grecia
Las antiguas ciudades griegas se componían generalmente de un palacio fortificado y de acceso difícil, la acrópolis, y de una ciudad interior situada al pie de las murallas. En la acrópolis residían el rey y su corte, sus funcionarios y servidores; en caso de peligro, todos los habitantes de la ciudad se refugiaban detrás de los muros. En la acrópolis de Micenas había grandes depósitos donde en caso de guerra podían almacenarse provisiones; el abastecimiento de agua estaba también asegurado por una conducción secreta excavada en la roca calcárea.
Fuera de los muros se elevaban enormes «tumbas de cúpula» semejantes a colmenas; en los tiempos esplendorosos de Micenas, sus reyes dormían allí su último sueño. Estas construcciones, que ya impresionaban a los pueblos de la Antigüedad, si causaron admiración despertaron también codicia. Cuando Schliemann llegó a Micenas las grandes tumbas de cúpula ya habían sido saqueadas y no quedaban más que algunos restos de loza y otros objetos sin valor. Sin embargo, el hecho de que la tradición llame a estas tumbas «cámaras del tesoro» no está injustificado. La existencia de estos tesoros está probada por algunos descubrimientos esporádicos, como, por ejemplo, el de los célebres cubiletes de oro en una tumba de cúpula cerca de Vafio, en las cercanías de Esparta, y sobre todo en los descubrimientos hechos por arqueólogos suecos cerca de Dentra, la antigua Midé, no lejos de Micenas.
Schliemann ofreció sus hallazgos de Micenas al Museo Nacional de Atenas, población donde residía con su mujer y sus dos hijos, Andrómaca y Agamenón, en la más bella quinta de la ciudad con vista a la Acrópolis. Allí trató de hacer revivir el tiempo de los héroes homéricos. Los esposos ofrecían hospitalidad a cuantos participaban de su afición hacia la Antigüedad griega y el dueño de la casa acogía a sus invitados hablándoles en la lengua de Homero. Shliemann podía enorgullecerse de sus laureles; había abierto, por dos veces, nuevas perspectivas al Arte y a la Historia.
Sin embargo, en «Tirinto, la de los innumerables muros», como dice Homero fue menos afortunado. Creía que los fuertes muros micénicos databan de época romana y sólo en el último instante logró convencerle Dörpfeld para que no los destruyera. El célebre arqueólogo no pudo, sin embargo, impedir la destrucción de unos frescos únicos que datan del período más floreciente de la vida de la ciudad. Schliemann estaba, en efecto, obsesionado en que los frescos no podrían ser de época anterior a la bizantina. con abnegación y paciencia increíbles, los arqueólogos alemanes repararon después el error de su compatriota reconstruyendo los frescos trozo a trozo.

Tomo 3: Roma
Los galos se habían establecido en la Francia actual, que los romanos llamaron por tal razón Galia Transalpina (Gala situada al otro lado de los Alpes, desde roma), Otros celtas, tras franquear el canal de la Mancha, se instalaron en las Islas Británicas. También penetraron en las ricas llanuras del Po, en la Galia Cisalpina (Gala de la parte de acá de los Alpes, vista desde Roma), atraídos, dice Tito Livio, «por los hermosos frutos de Italia y sobre todo por el vino, que tanto les gustaba». Sin duda, fue la necesidad de nuevos pastos lo que impulsó hacia el sur a estas tribus todavía nómadas. Una numerosa oleada celta atravesó primero la Galia Cisalpina, después los Apeninos, continuando luego en dirección sur. Y este pueblo errante se encontraba ya cerca de Roma, con los romanos sin preparación para enfrentarse con ellos. El ejército que salió de la urbe para oponerse al enemigo se aterrorizó al ver a los vigorosos guerreros galos, de elevada talla y espantoso aspecto.

Departamento De Historia Y Geografía

Título de la obra original: Váriodhistoria, folkens liv och kultur

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